Performance e instalación, 2020
Si me deseas, puedes entrar a mi jaula se presentó por primera vez durante el festival Backdoor en la Ciudad de México en febrero de 2020, durante una fiesta en una ex prisión de mujeres en la Ciudad de México. El espacio de mi instalación-performance era una jaula de prisión anticuada, con rejas. Por tanto, les espectadores podían observar desde fuera de la jaula. La entrada a mi jaula estaba ubicada en el pasillo que llevaba a los cuartos oscuros de la fiesta (los cuartos donde la gente puede reunirse para tener sexo). Dentro de mi jaula, además de la instalación multimedia, tenía a mi disposición un gran banco con mis propuestas sobre papeles recortados y testosterona en gel. En los barrotes de la puerta de la jaula estaba escrito: »¿Me deseas? Soy no binarix. ¿Tienes miedo a tu deseo? Muchas veces sentí que ser no binarix me ha vuelto asexual ante la mirada de las personas. Si me deseas, puedes entrar a mi jaula.»
En la pared de mi jaula proyectaba este video con mi voz en off en loop.
Dentro de mi jaula, estaba moviéndome y seduciendo a mis espectadores / voyeurs usando códigos de masculinidad y de feminidad alternativamente. También apliqué dos sobres de 50 mg de gel de testosterona sobre mi estómago y mis hombros durante la noche. Las personas que decidían entrar a mi espacio – y por tanto que, según la invitación en la entrada, me deseaban – estaban invitadas a venir y sentarse conmigo en el banco. Les explicaba que me habia puesto testosterona en gel, y que la hormona se absorbe a través de la piel hacia la sangre, por lo que al tocarme, corren el riesgo de absorber testosterona también. Esta información podía influir en sus interacciones posteriores conmigo. Luego platicabamos de mi intencion de confrontar mis contradicciones con este performance: por un lado, repetidamente sentí que mi género no binario limitaba mis interacciones sexuales y sentimentales; por otro lado, me di cuenta de que yo misme estaba creando este sentimiento al creer esta historia y alejar a las personas que se sentían atraídas por mí. Tomar testosterona y la posición que puse a las personas que querían interactuar conmigo ejemplificó esta tensión entre atraer y repeler la intimidad. Después de conversar con las personas que ingresaban a mi jaula, elegía una propuesta de uno de los papeles en mi banco y se la ofrecía. Entre las propuestas durante esta primera presentación, ofrecí «hueleme sin tocarme», «pon una mano en mi cabello y una mano donde quieras», «dame un lapdance», «baila conmigo», «dame nalgadas», y «haz lo que quieras conmigo». Elegía el papel que la persona me inspiraba.
El aspecto interactivo de mi instalación, donde hay una interacción real e íntima entre los cuerpos, me parece profundamente interesante para ilustrar que podemos experimentar conexiones eróticas auténticas con otros humanos fuera de la esfera privada y escondida. El espacio de presentación también fue interesante porque creó una relación voyeurista para les espectadores que se quedaban fuera de la jaula viendo la acción íntima que se desarrollaba en el interior. La ubicación de mi instalación en el pasillo que conduce a las cuartos oscuros pregunta: ¿qué es el sexo y la intimidad? ¿Cómo se influyen y manifiestan nuestros deseos?